Hidroterapia equina: Tratamiento del caballo con hidroterapia equina.
Hidroterapia del spa equino: cómo funciona.
La hidroterapia de los spas equinos se basa en cuatro factores: la temperatura, la concentración salina, el nivel del agua y la aireación.
1. La temperatura
El frío provoca tres reacciones básicas.
Primeramente, a nivel celular, se reduce la respuesta metabólica de las células y al necesitar éstas menos oxígeno para su funcionamiento, sufren menos heridas hipóxicas.
En segundo lugar, la permeabilidad de las paredes de los vasos sanguíneos disminuye y por eso se reduce la cantidad de líquido que se acumula en la zona afectada.
Por ultimo, el frío adormece en cierta medida la zona herida, actuando como un analgésico localizado.
Una de las principales ventajas del frío es que no anula los efectos benéficos en el proceso de curación. Debe notarse sin embargo que no se debe abusar del frío; el uso excesivo de hielo, por ejemplo, puede causar daños en el tejido.
2. La concentración salina
La concentración salina del agua influye en el proceso de curación. Las mayores concentraciones de sal permiten una mejor absorción que facilita la dispersión del líquido acumulado alrededor de la herida.
Además, está comprobado que la presencia de una cierta cantidad de diferentes sales influye en la curación.
3. El nivel del agua
Cuánto mayor el nivel del agua, mayor es la presión ejercida en los tejidos, lo cual ayuda en la dispersión del fluido acumulado.
4. La aireación
La aireación del agua tiene un efecto doble: aumenta el nivel de oxígeno disuelto contenido en el agua y el tejido se somete a un dulce masaje.
Se cree que el mayor nivel de oxígeno contribuye al proceso de curación (al igual que lo hacen para los humanos las cámaras hiperbáricas) mientras el efecto del masaje favorece la dispersión del líquido.
Además, los caballos se relajan más que en el agua fría en calma, como se comprueba por su ritmo cardíaco reducido.
Véase también la sección Ventajas de la hidroterapia
para una información más completa.
James A. Orsini, DVM, ACVS de la Universidad de Pensilvania, EEUU